DESPUÉS DE LA SEQUÍA, AGUA TODOS LOS DÍAS. Comienzo un nuevo relato, esta vez más extenso que los anteriores, por ese motivo lo iré publicando por entregas semanales o quincenales, ya veré. Se trata de la historia totalmente ficticia de un personaje que conocí durante mi infancia y siempre desprendió un extraño aire de misterio. Espero que te guste este suculento relato en el que se entrecruzan el amor y la ignominia, la lucha por la supervivencia con el buen vivir, la honestidad con la rapiña. Un relato que lo he situado en una época pretérita aunque podría identificarse con la complejidad de la etapa que estamos atravesando actualmente. Comprobamos que, a lo largo de la historia, en las situaciones más duras, se repiten los mismos comportamientos: la avaricia, la inmoralidad, la rapiña, el descaro, la hipocresía de los que detentan el poder y sus satélites se acentúa en los momentos más críticos, cuando los más débiles necesitan cubrir lo
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LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (I)
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LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (I) PRIMERA PARTE I Sentado al sol en una silla baja de enea, en la calle, una calle empedrada con aceras de cemento cuyo borde sirve a los chicos de pista para hacer carreras de chapas conseguidas en el suelo de algún bar del barrio, adornadas con la fotografía de los ases del fútbol o del toreo, cubiertas con un trozo de cristal hábilmente redondeado en la reja de alguna ventana para que encaje en el interior del tapón metálico. U n grupo de niños juega provocando un estrepitoso alboroto: discuten, se empujan, gritan algunas palabras soeces. De vez en cuando uno de los chicos echa una mirada rápida a Juan el sastre, vuelve su vista al revoltijo de muchachos y continúa con sus juegos
LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (II)
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LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE II Juan Manuel Díaz Recuero comenzó a trabajar como aprendiz en la sastrería de la tienda de modas “Víctor” cuando contaba poco más de dieciséis años. Antes de iniciarse en las tareas de tomar medidas, cortar e hilvanar había pasado por otros oficios que no le suscitaron ningún interés. Estuvo en el colegio hasta los catorce, a partir de esa edad su padre consideró que la etapa de formación había finalizado, pensando, sobre todo, en que Juan Manuel ya tenía edad para aportar algún dinero a la flaca economía familiar, eran tiempos difíciles en una posguerra que nunca acababa. Para la gente como él escaseaba todo, especialmente el dinero, no así para otras familias más afortunadas que, pasados muy pocos años desde la finalización de la contienda, habían logrado situarse en una buena posición económica y social. Su familia vi
LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (III)
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LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (III) III La tienda era una simple tapadera bajo la cual se ocultaban otro tipo de actividades más lucrativas que vender trajes hechos a medida. Higinio, su empleado de confianza, era realmente quien controlaba su buen funcionamiento. Solamente contactaba con su jefe si algún personaje de relevancia anunciaba que iría a la tienda para encargar alguna prenda. En esos casos, Víctor acudía solícito a saludar y agasajar al cliente. Víctor estaba más interesado en otros negocios. Acudía cada mañana a la cafetería “Milán” situada en el mismo paseo que la tienda donde siempre encontraba a algún viejo conocido con el que departir un ratito. De vez en cuando se encontraba con su antiguo amigo Santiago Carranza, propietario de una conocida agencia de transportes de la ciudad y con el que mantenía buenas relaciones come
LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (IV)
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LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (IV) IV Apenas pasaron dos días desde que Elisa fue en busca de los muestrarios cuando se presentó Juan en su casa cargado con dos paquetes de considerable tamaño. Ella misma abrió la puerta, pidiendo al chico que pasase al interior de la vivienda, su madre no estaba en casa, había salido de compras, como de costumbre, y tardaría en regresar. Podían ver despacio los catálogos para intercambiar opiniones antes de decidir qué género elegiría. Juan, desconcertado, no alcanzaba a entender que una chica como la que tenía delante, la hija de su jefe, le diera todo tipo de explicaciones. Lo había recibido vestida con una ligera bata de estar en casa, haciéndole pasar hasta la salita que ya conocía, el joven empleado se sentó justo en el borde de un cómodo sillón, cargado con los dos voluminosos libros de muestras. Elisa le pidió que esperase allí un momento y desapareció. Durante su ausencia, Juan ob
LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (V)
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LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE V Aquel verano fue especialmente tórrido, Juan siguió trabajando dadas las estrecheces por las que pasaban él y su familia. Al igual que la de la mayoría de la gente, no se podía permitir tomar un descanso ni siquiera en verano. La situación se complicó aún más, su padre cayó enfermo, inicialmente no dieron importancia a la fiebre y los pequeños golpes de tos que sufría, pero la situación se agravó hasta tal punto que Juan propuso a su madre que tenía que verlo un médico lo antes posible, por otro lado, acudir a una consulta costaba un dinero del que no se disponía en casa, era difícil encontrar medicinas y si se conseguían había que pagar un elevado precio al que no podían hacer frente. El viaje de Elisa y su separación temporal le sirvió para hacer nuevos planes. Retomaría sus estudios, iría a clase por las noches, después de salir
LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (VI)
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LA VERDADERA HISTORIA DE JUAN EL SASTRE (VI) En el despacho de Julio Ayllón se respiraba la misma tranquilidad de todos los días. La única empleada de la oficina, Elvira, se entretenía escribiendo a máquina unas cartas cuyo borrador había dejado Julio sobre su escritorio. Se había pasado por allí muy temprano, intranquilo, aunque no nervioso. Le habían llegado noticias de que Estados Unidos había roto el aislamiento internacional al que estaba sometido el país. La información que había recibido incluía la ayuda de muchos miles de dólares por parte de los americanos a cambio del establecimiento de bases militares distribuidas por la costa de la península. Julio estaba dispuesto a iniciar sus movimientos para hacerse con una porción de esos dólares. Sabía que la tarea era complicada porque entraba en competencia con las grandes familias que habían financiado parte de los gastos de la contienda que todavía se podría considerar recientemente f